El peor de los mundos, cuando nuestras autoridades no saben realmente lo que hacen

#OPINIÓN: Hace unos días, funcionarias de la Municipalidad de Cauquenes respondieron a mi columna sobre el atentado patrimonial al emblemático Kiosco de la Plaza de Armas de Cauquenes, debido a la construcción de los baños públicos en la parte posterior del edificio patrimonial. Primero, debo aclarar que apoyo completamente la idea de construir baños públicos en la Plaza de Armas de Cauquenes, ya que impactaran de forma positiva al mejoramiento del espacio público de nuestra ciudad, mi crítica es al proyecto impulsado por la Municipalidad.

Segundo, me gustaría destacar el ejercicio republicano que se generó, ya que, en mi calidad de ciudadano e hijo de Cauquenes, hice pública mi crítica al proyecto, y los representantes de la autoridad comunal respondieron a la crítica de un ciudadano. Este tipo de actos contribuyen al debate público y la democracia, por lo tanto, debe ser destacado.

Tercero, no todo en la respuesta de las funcionarias municipales es destacable; por el contrario, su respuesta deja más dudas y nos debería generar preocupación.

La presente columna tiene como objetivo, exponer y explicar los errores en la respuesta de las funcionarias.

Existe una confusión entre los líderes que nos gobiernan actualmente, quizás sea el espíritu de la época, la inexperiencia, o simplemente el escaso nivel de comprensión del rol que cumplen las autoridades. Este fenómeno no es solo observable en nuestro querido Cauquenes, sino también a nivel nacional.

Al parecer, nuestras autoridades no comprenden del todo las responsabilidades que conlleva la democracia representativa, y creen o desean que la participación ciudadana sea una especie de rito que libra de toda responsabilidad, de toda mancha de pecado, a las autoridades en la toma de decisiones. Creer esto es un error, porque al momento de ser electos, nuestros representantes ostentan el poder, en este caso el poder comunal, y, por lo tanto, también adquieren responsabilidades relacionadas con el cargo que se les fue concedido.

No solo reciben los beneficios del cargo, por ejemplo, el sueldo mensual que perciben nuestras autoridades, también la ciudadanía encomienda en sus manos el destino de la comunidad, en este caso, nuestro querido Cauquenes. Para exponerlo de una forma clara, la participación ciudadana en un proyecto deficiente, como el actual proyecto de construcción de los baños públicos de la Plaza de Armas de Cauquenes, no libera de responsabilidad a la autoridad máxima comunal por el deterioro del patrimonio arquitectónico de nuestra ciudad, en este caso, el Kiosco de la Plaza.

Lo más nefasto en un profesional no es necesariamente hacer algo malo. Usted puede hacer un trabajo de una forma poco depurada, quizás debido al poco tiempo del que dispone, o porque el proyecto en que trabaja no es muy motivante. Por lo tanto, hará el mínimo esfuerzo para realizar la tarea. Creo que estamos de acuerdo con que estos casos, no son ejemplos de un profundo profesionalismo. Lo realmente terrible es no tener real conciencia de los errores que se comen, y lamentablemente, de acuerdo con la respuesta de las funcionarias municipales, es el caso del proyecto de los baños públicos de la Plaza de Armas de Cauquenes. 

Las funcionarias, Silvia Sánchez Peña, y Paula Quintana Arancibia, explican en su columna que la estructura del Kiosco de la Plaza no será dañada estructuralmente, porque la nueva estructura no será unida al Kiosco, y será un edificio independiente. Esta respuesta es infantilmente errada, porque en el modelo tridimensional, proporcionado por la Municipalidad a este medio, se ve claramente que se agregará una puerta en medio del Kiosco, dañando permanentemente al edificio patrimonial.

Además, solo el hecho de adicionar una estructura, que es un remedo de mal gusto, a un edificio de una belleza sin igual, como es el Kiosco de nuestra Plaza de Armas, es en sí mismo un atentado al patrimonio. Para entender mejor esto, volvamos al ejemplo del techo en la entrada de la Iglesia de San Alfonso. Alguien, con un escaso, o una absoluta carencia del sentido de la estética, defendería el proyecto diciendo que el techo no dañaría el templo, ya que no iría empotrado a la pared de la entrada. Todos nos daríamos cuenta de que no hace falta hacer un par de orificios en la pared del templo para dañarlo, ya que el solo hecho de agregar una estructura extra, en este caso un techo, dañaría permanentemente la fachada de nuestro querido templo. En el caso del Kiosco de la Plaza, quizás no se harán orificios en la parte posterior del edificio, pero se hará una puerta en medio del Kiosco, destruyéndolo, y se agregará una estructura de cuestionable valor arquitectónico en su parte posterior, transformando a nuestro querido Kiosco en una especie de “Transformer Decepticon”, guardando el correspondiente respeto a aquella popular serie de acción, dañando uno de los edificios más emblemáticos de nuestra comuna.

En mi columna anterior mencioné que los más destacados emperadores romanos recibían el título de Divinos cuando realizaban obras excepcionales, solo como dato, a los emperadores nefastos se les aplicaba el Damnatio Memoriae, que significa daño o castigo a la memoria, y que consistía en destruir y borrar todo vestigio de un gobernante, desde esculturas y monedas en su nombre. La construcción del actual proyecto de los baños públicos de la Plaza de Armas, impulsado por la Municipalidad, es una obra nefasta. Quizás deberíamos seguir el ejemplo romano y aplicar el Damnatio Memoriae, y así borrar todo vestigio de esta administración.

Por: José Gerardo Moya, Doctor en Química, Física y Catálisis de la Universidad de Utrecht, Holanda. Académico e Investigador.