#OPINIÓN: «En el actual proceso constituyente, un paso importante sería dar un lugar relevante a lo comunitario, entendido como las relaciones sociales y formas organizativas que buscan satisfacer necesidades comunes con independencia relativa de la esfera estatal y mercantil».
Por: Francisco Letelier Troncoso, Verónica Tapia Barría, Javiera Cubillos Almendra, académicos UCM
¿Tienen algo en común una familia que cuida de sus niñas, las vecinas y vecinos del pasaje que plantan un árbol, una organización comunitaria territorial que organiza un cabildo, una organización feminista que realiza una campaña o los compañeros de trabajo que almuerzan juntos a diario? ¿Están estos grupos conectados de algún modo? Estas son algunas de las preguntas que buscamos resolver en el proyecto 0160 “Prácticas comunitarias, políticas locales y gobernanza para la gestión de la crisis por COVID-19 en ciudades intermedias” de la Agencia Nacional de Innovación y Desarrollo y que pasamos a repasar a continuación.
En primer lugar, constatamos que el eje de todas las experiencias observadas es la reproducción social, material, emocional y simbólica de la vida. Todas contribuyen a sostener vidas concretas, individuales y colectivas: las ollas comunes, las articulaciones vecinales, las prácticas espirituales, de cuidado y los «apañes» feministas.
En segundo lugar, si bien lo comunitario interactúa con el Estado y el mercado, no depende de ellos. Su papel es mucho más amplio que ser sola respuesta a las ausencias o falencias estatales y mercantiles, sino, también se generar respuestas propias y nuevas a las necesidades colectivas, distintas a las que el estado y el mercado podrían proveer.
En tercer lugar, los entramados comunitarios construyen un universo de ideas, valores y significados que le dan sentido y coherencia a su ser social, al «nos-otros». Sus vínculos no dependen de obligaciones contractuales o económicas, sino que se sostienen en principios movilizadores, como la democracia, la horizontalidad, el respeto mutuo.
En cuarto lugar, los entramados comunitarios son prefigurativos, al intentar representar en el presente la sociedad que buscan, interpelando a los sujetos (y su individualidad) a hacer, a ponerse en juego, a experimentar los valores que movilizan la acción: no se puede participar en una red de trueque sin estar dispuesto a trocar, no se puede ser parte de una experiencia comunitaria de espiritualidad sin estar dispuesto a transformarse, no se puede participar en una olla común sin ser parte de algún eslabón de la cadena que permite la concreción de la olla.
Un quinto punto alude al horizonte político de las iniciativas con énfasis en “el presente” (el aquí y el ahora). Aunque se plantean avanzar hacia una sociedad distinta a la actual, generando una proyección a futuro, más que el punto de destino, el camino recorrido hacia la transformación se reconoce como lo más relevante: la transformación primordial ocurre en el tránsito, en el movimiento, en el ensayo y en el error.
Un último apunte debe reservarse para una advertencia. Lejos de una concepción valórica en términos de pureza, los entramados son profundamente humanos y, por tanto, complejos y a veces conflictivos, por ejemplo, cuando deben conjugar intereses individuales y los colectivos o cuando deben generar consensos entre personas con valores distintos. Nuestra intención, por lo tanto, no es ensalzar lo comunitario, sino que mostrar aquello ha sido subvalorado e invisibilizado y que tiene un rol fundamental al permitir dar continuidad a nuestra existencia material, social y simbólica.
En el actual proceso constituyente, un paso importante sería dar un lugar relevante a lo comunitario, entendido como las relaciones sociales y formas organizativas que buscan satisfacer necesidades comunes con independencia relativa de la esfera estatal y mercantil.
Creemos que el diseño de políticas de lo comunitario tendrá como resultado una esfera comunitaria más autónoma y vital que contribuirá a construir una sociedad más democrática, inclusiva y con mayor bienestar.
Por: Francisco Letelier Troncoso, Verónica Tapia Barría, Javiera Cubillos Almendra, académicos de la Escuela de Sociología y del Centro de Estudios Urbanos Territoriales de la Universidad Católica del Maule.