Estamos viviendo los días de la Semana Santa, el tiempo litúrgico más intenso de todo el Cristianismo, donde conmemoramos los últimos días de Cristo en la tierra, su muerte y su Resurrección, pero más allá de las imágenes de un Jesús Rey o dueño del universo, en estos días Jesús nos muestra finalmente su verdadero rostro.
Es el rostro de un hombre excluido, abandonado, perseguido y denigrado, basta con mirar el pasaje del Evangelio, después de la Última Cena, en donde Jesús se retira a orar en la más profunda soledad, abandonado por sus mejores amigos…con tristeza de muerte….pero antes de ese echo Jesús les había lavado los pies a sus discípulos, en un gesto de humildad y servicio.
Jesús toma el lugar de un esclavo , como era la costumbre y lava los pies de estos hombres que no comprenden su mensaje, “para ser grande a los ojos de Dios, hay que ser el más pequeño de los hombres “, Jesús indica el camino del servicio a los demás y no tan sólo un servicio asistencialista, si no que sobre todo, Jesús invita a luchar contra las grandes injusticias de nuestro tiempo, su soledad, nos recuerda la soledad que viven tantos excluidos en el mundo y especialmente en Chile, su abandono nos recuerda el abandono que viven tantos hombres y mujeres rechazados por este sistema, tantos homosexuales, Indígenas, Inmigrantes que toman el mismo rostro de un Jesús sufriente en su Cruz….
Dios está aquí, el Reino de Dios no es lo que los Teólogos útiles al sistema del poder nos pintan arriba, en un cielo desbordante de ángeles, el reino de los cielos, está en la tierra, por lo menos está en construcción y a eso nos invita Jesús, a ayudarlo a cargar con la cruz de la exclusión, la discriminación y el abandono, que ésta semana santa nos ayude a acercarnos más a aquél que nos Amó primero, que entendamos que para celebrar a Cristo, hay muchos…pero para cargar con su cruz hay pocos, como dicen los Teólogos de la Liberación Latinoamericanos, “que la verdadera Semana santa, se viva bajando de la Cruz, a los pobres..”
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