En atípica ceremonia Sebastián Piñera fue envestido como Presidente de Chile

Faltaban 21 minutos para el mediodía de ayer, cuando un grupo de mandatarios extranjeros invitados al cambio de mando dirigió sus miradas hacia el techo del Salón de Honor del Congreso Nacional. Ahí, varias luminarias se bamboleaban al ritmo de un fuerte temblor, el primero de los tres movimientos telúricos que tensionaron la ceremonia en que Sebastián Piñera se convirtió en el nuevo Presidente.

El Mandatario juró a las 12.15 y, dos minutos más tarde, Michelle Bachelet le colocó la piocha de O’Higgins, símbolo de la primera magistratura. Luego asumió el ministro del Interior Rodrigo Hinzpeter y el resto de los secretarios de Estado.

Sin embargo, e inevitablemente, la asunción de mando no fue el único foco de atención en la ceremonia de ayer, afectada por fuertes réplicas del terremoto del 27 de febrero.

Cuando ocurrió la primera de ellas, el Ford Galaxy que traía a Michelle Bachelet estaba a metros de estacionarse en la entrada de Avenida Pedro Montt. El futuro Mandatario, en tanto, viajaba rumbo al Puerto desde el Palacio Presidencial de Cerro Castillo, en Viña del Mar. Ninguno de los dos sabía del nerviosismo que se había desatado en el lugar de la ceremonia, que intentaba ser aplacado por el locutor oficial, que llamaba a mantener la calma e informaba sobre las vías de evacuación.

El nerviosismo se apoderó, sobre todo, de los extranjeros. Tras el impacto inicial, el Presidente colombiano, Alvaro Uribe, hizo el amago de abandonar el salón. En las gradas, Marta Larraechea se abrió paso entre los invitados y salió a tomar aire a los pasillos del Senado. Más relajados, el presidente de la CPC, Rafael Guilisasti, y el timonel de la CUT, Arturo Martínez, conversaban y no se movían de sus puestos.

A los pocos minutos, la ex primera dama regresó a ocupar su puesto en el segundo piso. Pero no alcanzó a acomodarse, cuando un nuevo sismo la empujó a salir de la sala nuevamente.

Y mientras el locutor instaba a los presentes a sentarse ante el inminente ingreso de Bachelet, en distintos rincones del Congreso se esparcía el rumor de una eventual evacuación del edificio, alternativa apoyada por los equipos de seguridad de los presidentes extranjeros.

En medio del desorden, Cristina Fernández se convirtió en el último jefe de Estado en ingresar al salón. Sólo un minuto después lo hizo Bachelet. Parte del público vitoreó su nombre, justo cuando se sentía una tercera réplica.

Los sismos no afectaron el ánimo de Evo Morales y Alan García, que lucieron relajados. Más tensa, la presidenta argentina pidió un teléfono a uno de sus asesores. El mandatario paraguayo, Fernando Lugo, en tanto, no separó su vista de las luminarias del techo del salón.

Sólo el arribo de Piñera al Congreso volvió a poner el foco de atención en la ceremonia de cambio de mando. El ahora Presidente se dio el tiempo para saludar a todas las autoridades apostadas en las filas del pasillo central, antes de dirigirse a la testera y sentarse a la izquierda de Bachelet.
Vinieron el Himno Nacional y luego la toma de juramento de parte del presidente del Senado, Jorge Pizarro. Fue ahí que el parlamentario falangista le comentó en voz baja a Bachelet que era preciso que Piñera quedara más cerca de él para poder hacer el traspaso de la banda.

Por unos segundos, ambos se enfrascaron en un diálogo del cuál no participó Piñera, en un episodio que desató sonrisas en el público.

Finalmente, el senador le sacó la banda presidencial a Bachelet y ésta se fundió en un abrazo con su sucesor. «Suerte, la vas a necesitar», le espetó la ex mandataria, quien de inmediato se dio vuelta y le recordó a Pizarro que la banda que ella portaba era distinta a la que debía colocarle a su sucesor. «Sí, está aquí», le contestó el senador, apuntando a una caja azul forrada en terciopelo.

El traspaso de la piocha presidencial provocó otro momento de distensión, luego que un edecán se demorara en afirmar el simbólico adorno en la banda que ya ocupaba Piñera. En medio de un nuevo murmullo generalizado del salón, Bachelet pronunció sus últimas palabras antes de abandonar el Congreso: «La piocha es lo que lo hace ser Presidente».

Luego vino el juramento a los ministros. Algunas pifias aparecieron cuando fue nombrado el ex DC Jaime Ravinet, mientras Joaquín Lavín cosechó los aplausos más sonoros.

Tras el «sí, juro» masivo de los secretarios de Estado se puso fin a la ceremonia. Autoridades e invitados salieron en medio de las advertencias de efectivos policiales de que el edificio sería evacuado a la brevedad. «Me ha sorprendido, pero no me asustaron (los temblores). Además, quería conocerlos», dijo Evo Morales, mientras las calles de Valparaíso ya lucían vacías producto de la alerta de tsunami que empujó a los porteños a caminar hacia los cerros de la ciudad.

Fuente: La Tercera
Foto: Emol

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