Voy y Vuelvo…!!: De Cauquenes nada se sabe

Por otros lados andan los viajeros recolectores de noticias y de Cauquenes nada se sabe.

Siempre la misma cosa: el pueblo es un misterio oculto en el valle entre Parral y la Cordillera de la Costa… Antes, por lo menos pasaba el tren.

Pero la línea del ferrocarril hoy sólo acumula pasto seco en verano y musgo en invierno.

Las imágenes de los medios llegan de Santiago, Concepción, Valparaíso. Los Cauqueninos o Cauques, como me gusta llamarnos, tenemos que conformarnos con la Fe. Imaginando que las viñas y las casas siguen en pie. Y al cerrar los ojos sentimos el calor abrazante de marzo y recordamos a la “copa de agua”, el tanque o depósito que conserva el líquido elemento de nuestro pueblo, galáctica estructura de cemento que, a fuerza de visualizarla, se erigió en obelisco, tótem acuático, monumento.

De niña tenía la recurrente pesadilla de que dicha “copa” expulsaba lava caliente mientras del cielo llovía fuego. En estos dias interminables en que el pueblo es un caserío mudo y sin rostro, se me figura ese infierno de mis miedos infantiles.

Los Cauques seguramente están de pie, haciendo fila, levantando escombros, sacudiéndose la sacudida. Ni tiempo para llantos debe haber. Ni para lamentar tumbas abiertas de los que están bajo tierra.

En alguna nómina he visto apellidos de mi familia. En una lista de sobrevivientes, y se me estremece el pecho.

Me sigo armando de historias sencillas donde los veo transitar para resistir la angustia de no saber.

Veo la feria y a las mujeres avanzando presurosas entre las verduras, los tomates, las papas y los duraznos. Las veo comprar pescado para compartir con los vecinos. Las veo revolviendo la olla común.

En las esquinas se me aparecen los hombres levantando carretillas con tierra, recorriendo las calles y acarreando gente, de aquí para allá… discutiendo cómo sortear el río ahora que el puente de la Estación está cortado.

Los veo levantando lo que se pueda levantar y continuando, como siempre, buscándole la sombra a las veredas que queman.

He visto el nombre de uno que conozco en las listas malas.

Imagino que murió aplastado por su propia casa. La misma donde velamos a sus padres. Una casa más vieja que los recuerdos y endeble como la memoria.

No hay noticias de Cauquenes y los que quedamos afuera quisiéramos estar, porque como un eco de fiesta, igualmente nos llegan algunas risas. E imaginamos que los Cauques deben andar con la sonrisa en la cara. Porque la mayoría están vivos y lo material se recupera.

Cauquenes no está muerto. Es un herido que no grita porque sabe de aguante.

Cauquenes no está roto ni llora a mares sueños quebrados por la arbitraria naturaleza.
No hay lujos que echar de menos. Porque nunca tuvimos ni quisimos.

Nuestra ciudad se arma desde su sencilla pero firme base de pueblo chico: a punta de vecinos metiches y cooperadores. Con los sacos de papa del campo y los mariscos de ese mismo océano fiero que se levantó sobre nuestros vecinos Pelluhue y Curanipe, y los pueblos sufridos de la costa que con la cabeza en alto emergen desde el vacío.

Vacío que hace eco en mi casa, desde donde aguardo insomne que las imágenes me devuelvan a mi tierra y mi gente.

Por: María Elizabeth Cancino
Periodista y Licenciada en
Comunicacion Social

Ilustración: Hans Garrino

7 comentarios

  1. Hermoso, representa los sentimientos de aquellos que sentimos a Cauquenes en el corazón, aunque estemos lejos, aunque no nacimos ahí, pero es la tierra de nuestros viejos, de los que van quedando pocos. Tierra de hombres y mujeres sencillos, buenos, trabajadores, alegres, cariñosos con el de afuera y fuertes ante la adversidad.

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  2. Les cuento que estuve en Cauquenes durante el fin de semana y el panorama es desolador, las casas del casco historico en el suelo…….
    Pero la gente ha sabido salir adelante, se les ve sonreir cuando pasamos con la bandera de nuestro pa{is con ayuda…..
    Arriba Cauquenes, este terremoto destrozo la casa de mi abuelita que vive en el Barrio Estacion pero no nuestras ganas de salir adelante,,,
    cariños y mucha fuerza a todos los CAUQUENINOS DE CORAZON….

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  3. Nada se da a saber, de Cauquenes, sige aislado e indefenso, no hay coordinacion ni evidencia de autoridades competentes, la gente saca sola sus escombros, y nadie coordina ni recoge las actuales necesidaes y tampoco entrega las ayudas, las autridaes tienen la obligacion de asistir a la comunidad y si no l hacen incurren en un «NOTABLE ABANDONO DE DEBERES»

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  4. Veo a mi ciudad a través de este articulo, que mas que eso, es un ensayo. La poesía con que la articulista pinta naturalmente al Cauquenes de mi niñez, hace que surga en mi un dejo nostálgico que me evade de la desgracia recientemente ocurrida para evocar antiguos momentos, llenos de recuerdos felices. Arriba Cauequenes que no es la primera ni sera la ultima vez que se levante.

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  5. cada día me sorprendo más de la capacidad de describir sentimientos, sensaciones, espacios y paisajes de mi María Cancino… yo no soy de Cauques, pero parte de mi vida està ahí, a través de los ojos de esta columnista… les mando un abrazo sincero de recuperación, esperanza y porque no decirlo, fe.

    Valita

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  6. soy de Cauquenes desde que nací me bautizaron en San Alfonso, y siento a Cauquenes en mi corazón, y me da pena ver que en estos momentos mi tierra se encuentra gravemente herida, olvidada por el resto de mi país, pero creo¨ y cuando fui me di cuenta de que su gente se pone de pie, me sentí orgulloso de ver que sus ciudadanos estaban tranquilos usando su fuerza para arreglar lo dañado y no usando sus fuerzas para causar desmanes. ese es mi pueblo y esa es mi gente. JAVIER L.

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  7. Hermoso Isa..es bello describes perfectamente lo que sentí, pero se me trabó…me toco en Cauquenes el terremoto y fue terrible ver cómo estaba la ciudad..vi tu casa y se veía todo o.k….todavía se me aprieta la guata cuando recuerdo las casas e iglesias en el suelo…
    bsos y abrazos…y toda la razón, en la tele ni los diarias dicen nada de nosotros, parece que no existimos…

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