Misiones de Invierno de la UC: En Cauquenes reconstruyeron salón parroquial en La Vega

#UNIVERSIDADES: 161 voluntarios de la Universidad Católica participan en misiones de invierno en Pelarco, Longaví y Cauquenes, promoviendo el servicio y la esperanza a través de la fe. En #Cauquenes los jóvenes compartieron con la comunidad de La Vega.

Con herramientas en mano y espíritu solidario, 161 jóvenes de la Pastoral de la Pontificia Universidad Católica de Chile (UC) emprendieron, entre el 11 y el 20 de julio, un viaje que combina fe, trabajo y comunidad. A través del proyecto Trabajo País, estos estudiantes universitarios destinaron sus vacaciones de invierno a colaborar con habitantes de las comunas de Pelarco, Longaví y Cauquenes, en la región del Maule.

En Cauquenes, los voluntarios compartieron con la comunidad de La Vega, donde levantaron un nuevo salón parroquial de la capilla Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, un espacio destinado a fortalecer los vínculos vecinales y promover actividades comunitarias.

Fue en la misma capilla, el pasado 19 de julio, cuando el Obispo de Linares, Tomislav Koljatic, celebró una eucaristía junto a los jóvenes misioneros y la comunidad local, para dar gracias a Dios y celebrar el trabajo de los jóvenes misioneros.

Ante el trabajo que desarrolla la casa de estudios en distintos puntos del país, el capellán mayor de la UC, padre Jorge Merino, subrayó el sentido espiritual de la iniciativa: “El Papa Francisco nos invita este año al jubileo, el año de la esperanza. Y ustedes hoy nos demuestran que sí vale la pena darse a los demás”.

La actividad forma parte de una red más amplia de misiones impulsadas por la universidad, que reúne a cerca de 1.500 jóvenes —universitarios y secundarios— desplegados en 48 localidades del país. Además de Trabajo País, los proyectos Misión de Vida, Siembra UC y Coro Misión País promueven el anuncio del Evangelio y la construcción de espacios de encuentro a través del arte, la música y el servicio comunitario.

Cristóbal Peirano y Blanca Ruiz-Tagle, coordinadores de Trabajo País, animaron a los voluntarios a vivir la experiencia desde la autenticidad: “Atrévanse a ser testimonio vivo de esperanza, de una alegría genuina y del regalo que nos da Dios de poder servir a los demás”.

El Coro Misión País también se hizo presente en distintas zonas, aportando momentos de oración y recogimiento a través del canto. “Somos un coro misionero; nuestro valor está en el poder de dar a Cristo a través de la música”, señalaron sus coordinadores, María Gracia Necochea y José María Correa.

Durante diez días, estos jóvenes no solo construyeron infraestructuras, sino también vínculos. En un país marcado por brechas sociales y territoriales, su gesto adquiere un valor simbólico: iluminar la realidad a partir del compromiso con el otro.

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