Si no hay vino, no hay fiesta

#OPINIÓN: La disminución de la demanda por productos alcohólicos a nivel mundial, los efectos negativos en las cosechas debido al cambio climático, y los estragos que producirán las sequías en el futuro en nuestro país, amenazan la industria del vino de nuestra ciudad. Ante este negativo panorama, la inversión en desarrollo tecnológico surge como opción para remediar tan incierto futuro.

Según la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV), con sede en Dijon, Francia, este 2024, se proyecta que el consumo de vino, particularmente vinos tintos, disminuya. La constante disminución del consumo de cepas tintas a nivel global ha sido constante, desde 2004, año que experimentó la mayor demanda mundial, decreció un 15 % en los últimos 15 años. En el caso de los vinos blancos y rosados, las noticias son más alentadoras, ya que su demanda ha aumentado los últimos años. De todas maneras, existe una tendencia mundial decreciente de la demanda de productos alcohólicos, por ejemplo, vinos y destilados, marcada por bajas en la demanda de importantes mercados como el chino y brasileño. 

Además, se estima que la producción de vinos a nivel mundial para este 2024, será la peor en 60 años, a causa de los bajos niveles de cosechas, principalmente en el hemisferio sur, a excepción de Nueva Zelanda, debido principalmente a malas condiciones climáticas, como heladas y lluvias torrenciales.

Entre las condiciones climáticas extremas que afectan la producción del vino, se encuentra la sequía. Se estima que para 2040, Chile sea el país más afectado del continente, y uno de los más afectados a nivel mundial por la sequía. Según el World Resource Institute, Chile será uno de los países con mayor estrés hídrico a nivel mundial para 2040, por debajo de Pakistán, y por encima de Siria. Además, la Ecological Threat Register, pronostica que el nivel de nuestro país para quedarse sin agua es alto, comparable con países como Marruecos o Egipto.

Las desalentadoras proyecciones de la industria del vino para 2024, y los estragos que producirá el cambio climático en Chile en los próximos años, afectarán a todos los productores de vino de nuestro país, pero principalmente, a los medianos y pequeños productores. Principalmente, por los volúmenes de producción y venta, y el limitado acceso a tecnologías de producción de estos productores.

Una de las opciones para ser más competitivo en el mercado, es crear nuevos productos, y así captar nuevos consumidores. Los grandes productores corren con ventaja, ya que, debido a su tamaño de producción y nivel de desarrollo tecnológico, pueden innovar en nuevos productos. Un ejemplo, son las líneas de vinos dulces y frutales de grandes productores como Concha y Toro. En el caso de los medianos y pequeños productores, innovar con nuevos y más atractivos productos es una tarea difícil, ya que, no cuentan con las capacidades tecnológicas para hacerlo. 

En el caso de los estragos que producirán la escasez hídrica, la inversión en investigación y desarrollo, podría contribuir a sobrellevar el oscuro panorama que nos espera. El cambio climático afectará a grandes, medianos y pequeños productores por igual, pero son los primeros, los que podrán desarrollar tecnologías que puedan mitigar los efectos nocivos de los cambios en el clima. 

Un centro de investigación, como una universidad en Cauquenes, enfocado en el desarrollo de tecnologías para la industria agrícola, y particularmente, la industria del vino de nuestra ciudad, podría contribuir al desarrollo de los medianos y pequeños productores de nuestra región. El desarrollo de nuevos productos, y nuevas tecnologías que pueda ayudar a contrarrestar los negativos efectos del cambio en el clima, podría ayudar a impulsar la industria local, y posicionar a Cauquenes como un centro tecnológico vitivinícola a nivel nacional, recuperando el sitial que alguna vez tuvo. 

En un mundo cada vez más tecnificado, competitivo y que se enfrenta a inmensos retos como el cambio climático, solo el desarrollo tecnológico, por ejemplo, la reducción de cantidad de agua necesaria para la producción de frutos supondrá una solución a estos retos. Una actitud inactiva ante los retos que vienen supondrá la desaparición de la industria local vitivinícola, la cual ha sido característica de nuestra ciudad por casi dos siglos.

Por: José Gerardo Moya Cancino, Doctor en Química, Física y Catálisis de la Universidad de Utrecht, Holanda. Académico e Investigador U. Finis Terrae

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