El Hogar de Cristo continúa con todas sus atenciones en la

Las obras que funcionan en Cauquenes
seguirían operando.

El Hogar de Cristo ha iniciado un proceso de adecuación de sus obras sociales para poder asegurar la atención de las personas más vulnerables del país, debido a un déficit presupuestario de 3 mil 500 millones de pesos proyectado para el 2011.

Esta adecuación, no afectará mayormente a los programas sociales que tiene el Hogar de Cristo en la Región del Maule. Sólo se cerraría uno de los 48 programas, dispositivo denominado Centro Comunitario de Talca, ubicado en 22 Sur con 11 Oriente debido a que fue instalado para apoyar comunitariamente a la Aldea El Milagro, la cual fue erradicada el 28 de diciembre del 2010.

Este plan de adecuación se realizará a nivel nacional de forma gradual a partir de enero de 2012, lo que implica hacer un esfuerzo para incrementar los ingresos y, al mismo tiempo, reducir gastos en el soporte administrativo y focalizar los programas sociales, priorizando aquellos segmentos más pobres, cumpliendo así con la misión del Hogar de Cristo que es “estar donde los otros no están”.

En la actualidad, enfrentamos una pobreza más compleja, para superarla ya no basta con entregar techo, comida y abrigo, sino que es necesario invertir en herramientas que permitan la inserción social y laboral para que las personas puedan superar su situación. La atención social requiere un mayor esfuerzo y crecientes niveles de especialización, por ello el gasto social de la Fundación es cada año mayor y los ingresos no son suficientes.

Es importante aclarar que se ha tenido especial cuidado y se han tomado todas las precauciones para que ninguna persona acogida quede sin atención. Esta medida tendrá impacto en un 1% de los usuarios, los que serán reubicados en otras instituciones que trabajan en red con el Hogar de Cristo.

Este es un proceso que la Fundación ha enfrentado en más de una oportunidad en sus 67 años de historia, lo que le ha asegurado su permanencia en el tiempo y le da la confianza y tranquilidad para enfrentar los desafíos que impone la nueva pobreza.

Por: Karin Lillo

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