Jóvenes Chilenos acompañados por estudiantes argentinos, colombianos y de otras nacionalidades marcharon desde el Obelisco hasta el Consulado de nuestro país es la capital argentina, pidiendo educación pública de calidad y gratuita para Chile.
La violenta detención del dirigente cauquenino de la FEC, Recaredo Gálvez, fue señalada como un ejemplo de la dura represión que viven hoy los estudiantes chilenos por exigir mejor educación.
“Y cómo… y cómo… y cómo es la wea… aquí estudiamos gratis y en Chile hay que pagar!!”. Es el grito que el pasado martes en la tarde se escuchó fuerte por las callecitas de Buenos Aires. Allí, en pleno Obelisco, cerca de 500 estudiantes chilenos, argentinos y de otras nacionalidades, se reunieron en medio de un verdadero carnaval para marchar hasta el frontis del consulado de nuestro país en esa ciudad, solidarizando con el movimiento estudiantil chileno y haciendo suyas las peticiones que secundarios y universitarios exigen al Gobierno de este lado de la cordillera.
La convocatoria fue hecha por la Agrupación de Estudiantes Chilenos Exiliados por la Educación en Buenos Aires y La Plata, que son jóvenes chilenos que siguen carreras de manera gratuita en universidades estatales argentinas, apoyados por la Coordinadora Unificada de Estudiantes Secundarios y la Federación de Estudiantes Universitarios de Buenos Aires (Fuba). La marcha destacó por ser una manifestación pacífica y cultural, llena de ánimo y colorido.
En la oportunidad, los organizadores de la manifestación dieron lectura a una declaración pública en la que señalaron: “El sistema político en Chile está viviendo una gran crisis. Se atraviesa un momento histórico y el pueblo de Chile lo sabe (…) La segunda propuesta del Gobierno de Sebastián Piñera, en relación al conflicto educativo fue rechazado por los estudiantes y la sociedad en general, ya que no garantiza una educación estatal, pública y gratuita, que es nuestro principal reclamo”.
Los discursos 
La vocería de los Estudiantes Exiliados por la Educación en Buenos Aires, continúa el discurso señalando: “Nuestra lucha y nuestra propuesta es una educación estatal, pública y gratuita, al servicio de los intereses del pueblo y no de las empresas. Estamos en contra de un sistema educativo que prioriza las instituciones privadas y aranceladas, que favorecen al lucro, en desmedro de la educación de todos los jóvenes chilenos”.
Por su parte, el representante de la Federación de Estudiantes Exiliados por la Educación en La Plata, en su discurso destacó la lucha que están dando los secundarios y universitarios de nuestro país, resaltando la brutal detención y golpiza sufrida por el Secretario General de la FEC, el cauquenino Recaredo Gálvez.
“El pasado 4 de agosto el Gobierno de Sebastián Piñera respondió con represión, golpes y detenciones a todos aquellos y aquellas que se organizan y luchan por una educación gratuita, al servicio del pueblo y los trabajadores chilenos”.
El representante de los Estudiantes exiliados en La Plata, además, resaltó que “ el accionar del Gobierno y su policía se ve de manifiesto, por ejemplo, con la detención del pasado 21 de julio de Recaredo Gálvez, Secretario General de la Federación de Estudiantes de Concepción, el cual fue golpeado por Carabineros de Chile hasta quedar inconsciente y luego acusado de homicidio frustrado (…) El encarcelamiento del compañero Recaredo, no fue más que un vulgar montaje que recuerda el llamado caso bombas, avalado y reproducido por los medios de comunicación, para dar un claro mensaje entre el estudiantado y la juventud en lucha, para sembrar el miedo entre los padres que ven con preocupación que a sus hijos puedan aplicárseles medidas como la ley antiterrorista, buscando trasladar la represión hasta los hogares e ir apuntando a la desmovilización de la juventud rebelde”.
Los convocantes finalmente invitaron a las organizaciones sociales, centros de estudiantes y federaciones universitarias argentinas a hacer suyas las demandas y la lucha de los estudiantes chilenos.
Con ojos de Cauquenina 
Entre los cientos de participantes en la marcha, en pleno Centro de Buenos Aires, se encontraba la cauquenina Angélica Molina, arquitecta titulada en la Universidad de Concepción, que desde hace cinco meses se encuentra viviendo en la capital trasandina, trabajando –como ella dice- de “arquitecta-vendedora” en un estudio de muebles.
Esta cauquenina llegó a Buenos Aires, luego de renunciar a su empleo en una minera en Chile, en donde ejercía su profesión. Una vez en la capital trasandina, quiso quedarse más tiempo, encontró trabajo y decidió prolongar su estadía.
Angélica cuenta que se enteró de la convocatoria a través de Facebook, en el grupo “Chilenos en Buenos Aires” y no dudó en participar. “La verdad es que era bien emocionante, porque llegó mucha gente”. Es lo primero que comenta.
-Por qué tú -que ya estás titulada- quisiste hacerte parte de esta marcha?
-Porque hace un año también era estudiante, porque viví con miedo de echarme un ramo todos mis años de universidad, debido a que mi hermana no tenía las lucas para pagar un año más… También, porque debo el crédito universitario y comienzo a pagarlo en marzo, porque tengo conciencia de todo eso y tengo amigos y sobrinos que ahora están en la universidad, y algún día también tendré hijos y no quiero que se repita la historia.
-Confías en que se logre algo esta vez? -Sí, sobretodo, porque a diferencia de las otras veces, ahora se conseguirá el objetivo porque el movimiento es fuerte y es ciudadano. No es una manifestación estudiantil más, como cuando yo estaba en la U. Ahora, el apoyo es fuerte, tiene ideales más profundos, porque es la gente toda la que exige cambios. De hecho acá se habla de la crisis del Neoliberalismo Chileno. Esto es algo grande, que no pasa sólo por los estudiantes.
Para diciembre próximo, Angélica ya tiene planeado volver a Chile, ir a Cauquenes a abrazar a su madre y visitar a la familia. Luego deberá planificar como continúa su vida en lo profesional, para en marzo pagar la primera cuota de su crédito fiscal y comezar a saldar su deuda con el Estado Chileno, así como otros miles de profesionales de su generación, anteriores -y de no haber solución- posteriores, que al igual que ella, no conocen de educación gratuita.
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