Nuestro país, por estos días, atraviesa uno de los momentos de mayor crispación social desde el retorno a la democracia. El Gobierno del Presidente Sebastián Piñera, obtiene los niveles de apoyo más bajos de las últimas décadas -sólo un 26%- y un nivel de rechazo que llega al 53% según la última encuesta del Centro de Estudios Públicos (CEP).
El mismo estudio del CEP, señala que para el 61% de los encuestados, la figura del Presidente Piñera, no da confianza, mientras que un 31% declara lo contrario.
A su vez, las áreas peor evaluadas, en cuanto a desempeño del Gobierno son; Educación con un 58%, Pobreza con un 57%, Delincuencia con un 48% y Reconstrucción con un 47%.
La información entregada por el Centro de Estudios Públicos, también demuestra que el 80% de los consultados está en contra de los colegios, escuelas, liceos y universidades con fines de lucro, y sólo un 16% está de acuerdo con que dichas instituciones saquen rédito económico de su labor educativa.
Los anteriores datos, parecen ser un claro indicador de que la lucha que actualmente están dando los estudiantes, tiene un apoyo real en la sociedad, apuntando principalmente en lograr una educación de mejor calidad, de acceso igualitario y criticando el lucro que las instituciones obtienen de ella.
Entonces, parece no extrañar la enorme convocatoria que han alcanzado las últimas marchas estudiantiles y la adherencia que logró el improvisado cacerolazo del pasado jueves, puesto que fue convocado a eso de las 17:00 horas y ya a las 20:00 en el Barrio Universitario en Santiago, era ensordecedor el ruido de tapas y ollas que sonaban en los balcones de cada edificio, azuzado por las bocinas de autos y micros que pasaban por el lugar. Luego a las 21:00 horas, las principales ciudades del país se sumaban a la protesta, de manera pacífica –sin armas- y provistos sólo de ollas, tapas, cucharones y otros artefactos del hogar que sirvieran para meter ruido.
Cauquenes no quedó ajeno a esta manifestación y en plena plaza de armas, capeando el frío y la lluvia un grupo de ciudadanos gritaron sus consignas, provistos de sus cacerolas y un cartel que decía “Piñera entiende, la educación no se vende”.
Pero, ¿Por qué los ciudadanos hoy se están atreviendo a salir a las calles y a ocupar los espacios públicos para manifestarse libremente?
Algunos sociólogos y estudiosos de la actualidad, justifican este fenómeno como la consolidación de la democracia en nuestro país, argumentando que ahora es la propia gente la que exige sus derechos y no espera a que otros lo hagan por ellos. Es un momento en dónde no se conforman con lo que las autoridades pueden hacer, sino que exigen a esas autoridades a cumplir con lo que se comprometieron a hacer.
Otros teóricos tienen una visión más crítica, señala que la incapacidad de conducción del Gobierno y la falta de liderazgo en la oposición, han provocado una crisis de representatividad. Lo que implica que las personas común y corriente no se sienten representado por ninguna de las posturas políticas convencionales y –por ende- prefieren expresarlo directamente.
Pero no sólo la educación ha sido el motor que ha logrado que los ciudadanos de a pie se tomen los espacios públicos para manifestarse, también son otros factores considerados injustos, como; las alzas en los combustible, en la locomoción colectiva, su malestar por no recibir un salario justo e incluso por considerar lento el proceso de reconstrucción luego del terremoto y maremoto del 27 de febrero de 2010. La oposición a la instalación de centrales termoeléctricas e hidroeléctricas, en desmedro formas de generación energética limpia, merece también ser destacado en este punto.
Pero, ¿Tanta manifestación social logrará algo realmente importante?
Muchos son escépticos a conseguir soluciones realmente satisfactorias, pero al menos, saben que el tema se ha posicionado en los medios y los chilenos empatizan con los jóvenes que dicen reclamar lo justo.
La experiencia internacional indica lo siguiente: En México, los estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de México, principal institución media-superior, superior-postgrado del país, estuvieron paralizados desde abril de 1999, hasta febrero del año 2000, con el fin de derogar el Reglamento General de Pagos (RGP), perdiendo así el año lectivo. Aunque al cabo de 10 mese el movimiento se debilitó y no lograron lo propuesto inicialmente, consiguieron grandes avances en materia educativa.
Hoy la gente no teme reclamar por sus derechos, quieren ser escuchado y exigen que se cumpla la palabra empeñada. Hoy las personas quieren que sus autoridades sean capaces de dar soluciones y tengan respuestas para las exigencias sociales. Hoy los ciudadanos protestan. Hoy yo también protesto!

