En los últimos días hemos contemplado cómo pueblos enteros de la zona centro sur han sido devastados por el terremoto del sábado 27. Ciertamente en las próximas semanas contaremos con un catastro detallado de las pérdidas humanas y materiales. En el intertanto, ¿qué podemos aprender hoy a partir de la encuesta Casen?
Una de las preguntas de esa encuesta se refiere al material de los muros exteriores de las viviendas.
Definiremos como “vulnerables” a aquellas cuyo material predominante en muros exteriores es adobe, tabique sin forro interior, barro, quincha, pirca, otro material artesanal tradicional, o sin dato. A partir de esta medida, es posible estimar el número de viviendas vulnerables por región y comuna.
Por simplicidad, nos enfocamos en las cuatro regiones más afectadas por los sismos, VI a IX, aunque el análisis puede extenderse fácilmente a todas las regiones y vincularse en forma más precisa a la intensidad del terremoto en cada zona geográfica. Los resultados detallados pueden encontrarse en la página web de la Escuela de Gobierno de la Universidad Adolfo Ibáñez.
En Chile, cerca del 10% de las viviendas son vulnerables según el criterio de contar con muros exteriores de material poco resistente a sismos. Las cifras expresadas en términos de personas son muy parecidas: 10% de las personas vive en una vivienda vulnerable. Estos porcentajes son sustancialmente mayores en la zona afectada por el terremoto: 27% en la VII Región, 11% en la VIII, 21% en la VI y 11% en la IX. En total, sólo en estas regiones, hay cerca de 200 mil viviendas con estas características.
¿Qué comunas debieran ser las más afectadas o debieran requerir mayor atención en el futuro? Para proponer un esbozo de respuesta a esta pregunta, aplicamos tres criterios: el número de viviendas “vulnerables”, la proporción de viviendas vulnerables en la comuna y el índice comunal de pobreza. El segundo criterio responde al argumento de que en comunas donde la destrucción fue generalizada, las personas tienen acceso a menores redes de apoyo. El tercer criterio se justifica en que las personas en situación de pobreza tienen menores posibilidades de superar la crisis por sus propios medios.
De acuerdo con el número absoluto de viviendas vulnerables, la comuna más afectada debiera ser Talca, donde habría cerca de 12 mil viviendas en esta situación, seguida de Los Angeles (6.500), Cauquenes (5.100) y Concepción (5.100). De las regiones VI y IX, las comunas prioritarias serían Rancagua (6.700), Temuco (5.600), y San Vicente (4.100).
Si en lugar del número absoluto de viviendas, uno se centra en el porcentaje de viviendas vulnerables al interior de cada comuna, destacan las comunas de Chanco (69% de las viviendas son vulnerables), Curepto (58%), San Rafael (56%) y Río Claro (56%). En las regiones VI y IX, sobresalen las comunas de Paredones (81%), Lolol (67%) y Pumanque (66%).
En términos de pobreza, las comunas de las regiones VII y VIII con más del 20% de viviendas vulnerables y que al mismo tiempo presentan los mayores índices de pobreza o indigencia son El Carmen (38% de personas en situación de pobreza o indigencia), Tirúa (36%), Alto Biobío (36%) y San Ignacio (36%). En las regiones VI y IX, las comunas destacadas serían Saavedra (35%) y Los Sauces (35%).
Combinando los tres criterios anteriores, las 20 comunas prioritarias de las regiones VII y VIII serían las siguientes: Cauquenes, Retiro, Quirihue, Alto Biobío, San Ignacio, San Javier, Chanco, Ninhue, Portezuelo, Empedrado, Parral, Hualañé, Curepto, El Carmen, San Nicolás, Yerbas Buenas, Tirúa, Constitución, Colbún y Linares. En las regiones VI y IX, el foco debiera estar en comunas como Saavedra, Paredones, Machalí, Pichidegua, Freire, San Vicente, Lolol, Chépica y Los Sauces.
Es importante recalcar que el impacto real y las medidas definitivas debieran provenir de un catastro detallado de los daños personales y materiales. Además, el análisis aquí presentado se centra en posibles daños del terremoto, excluyendo el impacto del tsunami posterior. Los resultados aquí descritos son referenciales, provenientes de una encuesta de hogares del año 2006. Su virtud es que están disponibles hoy.

