La ganadería frente a la sequía: Efectos y medidas para enfrentarla

El Departamento de Desarrollo Rural, entrega concejos y alternativas para enfrentar el complejo panorama de sequía que vive Cauquenes. Mientras la máxima autoridad local, Juan Carlos Muñoz Rojas, solicitó al intendente, Fernando Coloma, decretar a la comuna en “zona de catástrofe agrícola”.

En el país, la base de alimentación del ganado rumiante es, fundamentalmente, la pradera natural. El desarrollo y producción de ésta última en el secano depende del clima, principalmente de la cantidad y distribución de las lluvias. La cantidad, se refiere a cuantos milímetros de agua caen durante la temporada, y en base a ese dato medido en sucesivos años, definen la normal de una localidad.

El segundo concepto es la distribución de las precipitaciones que es el de mayor importancia para el ámbito agrícola, ya que indica la situación real de las lluvias, indicando si se concentraron en alguna fecha en particular, o bien si se repartieron durante el año. Para los sistemas de producción silvoagropecuaria, es de vital importancia que el agua caída durante el año esté bien distribuida, y ojala sean lluvias suaves, de manera que el agua infiltre al suelo y no haya pérdidas por escurrimiento superficial, el que es altamente erosivo y sólo la pequeña porción que infiltra quedará disponible para ser utilizada en forma posterior.

Durante el año 2008 no hubo déficit de precipitaciones en cuanto a cantidad de agua caída, pero la distribución de éstas fue altamente dañina, ya que se concentró en dos meses, motivo que es el principal causante de la difícil situación por la que se está pasando en estos días.

Las praderas de la zona muestran evidencias de un seco y caluroso verano. Para los ganaderos, la disponibilidad y calidad del forraje se resiente enormemente. Es en momentos como el actual que el productor debe evaluar y tomar una serie de medidas inmediatas para los meses venideros, pero para definir una correcta estrategia, antes debe conocer que ocurre en la pradera y al interior del animal.

El crecimiento de la pradera natural muestra una marcada estacionalidad, ya que las semillas de las especies herbáceas anuales, que son las que normalmente predominan, y germinan luego de la primera lluvia efectiva de otoño, muestran un lento crecimiento durante el período frío del invierno, para a comienzos de primavera alcanzar su máximo crecimiento.

De la composición florística, es decir las distintas especies vegetales que conforman la pradera, dependerá el período de producción de semillas que normalmente comienza entre mediados de septiembre y fines de octubre, con lo cual completan su ciclo.

En casos de sequía acompañada de altas temperaturas, las praderas aceleran su ciclo, con una lignificación o “pajonamiento” prematuro, reduciéndose fuertemente los aportes nutricionales y la digestibilidad de la misma, ya que en condiciones normales, estos alimentos llegan al rumen o panza y allí son atacados por una abundante población de microorganismos encargados de realizar los procesos de fermentación, dejando a disposición del animal los metabolitos necesarios para ser transformados en leche o carne. Cuando el forraje se encuentra excesivamente maduro, la población bacteriana del rumen disminuye al no contar con los nutrientes necesarios para poder trabajar, ocurriendo una fermentación que no llega a buen término y que conducirá a bajas productivas o incluso la muerte del animal. Como medida para dar un uso más eficiente a la pradera lignificada, se debe utilizar algún suplemento que incorpore nitrógeno al sistema, estimulando la fermentación ruminal. En este caso, los bloques de urea-sal pueden ser una alternativa de suplementación.

Es importante considerar que el animal durante la sequía enfrenta, un severo déficit de energía y proteínas, ambos importantes e interdependientes entre sí, por lo tanto todas las medidas deben apuntar a cubrir ambos, ya que el nitrógeno que aporta la proteína es fundamental para que aumente el número de microorganismos presentes en el rumen y así contribuyan a fermentar los forrajes de baja calidad que están siendo consumidos y que constituyen el principal aporte de energía al sistema.

Alimentos alternativos

Asociado a la pradera natural existe un recurso que cobra importancia en los períodos de escasez de forraje y que es el espino. Tanto ovinos como vacunos, normalmente consumen hojas y frutos del espino durante ciertas épocas del año, y el aporte nutritivo de este es bueno, suministrando proteína y caroteno en el caso de las hojas, y más energía en el caso de los frutos. Es posible dosificar este recurso, cortando ramas y ofreciéndolas al ganado para el consumo de ellas.

Otro recurso lo constituyen los residuos de cultivos agrícolas, principalmente trigo y algunas leguminosas, siendo mejores las pajas de éstas últimas, ya que contienen mayores niveles de proteínas, carbohidratos, minerales y mejor digestibilidad. Sin embargo, la producción de materia seca por hectárea es menor que la de cereales y hay una gran pérdida de hojas en la trilla. La paja de mayor digestibilidad es la de porotos, seguida por la de garbanzos y la de lentejas.

Al disponer de ambos tipos de pajas (cereales y leguminosas), una forma de aumentar la eficiencia de su uso es darlas mezcladas en proporción de 1/1 para compensar sus deficiencias.

En los casos que se cultiva maíz, éste genera una gran cantidad y variedad de residuos que pueden recolectarse e integrarse a la alimentación animal. La caña puede ser ofrecida en forma directa, o bien picarse y ensilarse agregándole agua y alguna fuente de carbohidratos.

Las chalas (hojas que cubren al choclo) y corontas también pueden picarse y darse a los animales, aunque su valor nutritivo, en especial las corontas, es inferior al de la caña.

Manejo del rebaño

Entre las estrategias que puede seguir, es recomendable realizar un ajuste de la masa ganadera, reduciendo la dotación de animales del predio, priorizando la mantención de los animales realmente productivos, eliminando vacas u ovejas secas y de gran desarrollo corporal, ya que por el mismo costo de mantención se podría sustentar más de un animal con menores requerimientos. Junto a lo anterior, la baja disponibilidad de forrajes obliga al animal a recorrer grandes distancias para obtener lo que requiere, aumentando sus costos de mantención.

Así, el ganadero criador debe priorizar la retención de vientres, lo que permitirá el futuro desarrollo de la masa una vez superada la sequía, y así realizar una selección intensa de animales, eliminando por las causales habituales de rechazo, vale decir, por edad, estado de la dentadura, problemas reproductivos, ubres defectuosas, problemas de patas, problemas sanitarios, entre otros, pero haciéndolo con mayor nivel de exigencia.

La selección de los animales de reemplazo, ya sean vaquillas o borregas, también debe realizarse con mayor intensidad, considerando la disminución de la carga animal del predio, lo que hace necesario un porcentaje de reposición menor. La ventaja de esta medida es que efectuará una mayor presión de selección, obteniendo en definitiva un promedio de la base reproductiva de mejor nivel a futuro.

Otra medida, cuyo fin es reducir las pérdidas de agua por transpiración en el animal y así disminuir sus requerimientos, especialmente en los meses de verano, es disponer de sectores con sombra en los potreros, ya sea con árboles o sombraderos.

Recomendaciones en general

Estas recomendaciones se refieren a medidas que habitualmente se consideran en el manejo del ganado, pero que en períodos críticos aumentan sus efectos.

Manejo sanitario: es fundamental tener mayor rigurosidad en el control sanitario, tanto en lo relativo a enfermedades infectocontagiosas como parasitarias, ya que los animales debilitados por desnutrición son presa más fácil de las enfermedades mencionadas.

Plantas tóxicas: es característico que la falta de forraje induzca a los animales a consumir por necesidad y/o atracción las únicas plantas o arbustos verdes que quedan en los campos, produciendo las intoxicaciones correspondientes.

Es la oportunidad, entonces, de realizar una limpieza de los campos de todo vegetal tóxico, aprovechando que por la escasez de otras plantas, están más visibles.

Manejo de abrevaderos y fuentes de agua: al disminuir el flujo de agua en las vertientes naturales, si no están protegidas, se generan aglomeraciones de animales que excretan y orinan sobre la misma fuente de bebida generando focos de autocontaminación. Es recomendable, dentro de las posibilidades de cada productor, el manejar las aguadas, aislándolas y entregando agua de manera indirecta, a través de bebederos bien acondicionados.

Si bien no se puede predecir con certeza un período de sequía, lo que aparece como una irregularidad pluviométrica, no es otra cosa que la realidad climática y el ganadero debe estar preparado con un excedente de forrajes suplementarios, tomando decisiones rápidas y oportunas. Considerando los efectos posteriores a la sequía, que pueden ser, incluso, más marcados que los del período crítico mismo.

Por: cristián Pérez

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