Maderas nativas tienen potencial para la crianza de vinos finos

Estudio de la universidad de Chile y FIA descubrieron que especies como el Roble Chileno, Quillay, Raulí, Avellano, Laurel y el Ulmo serían aptas para ser empleadas en la producción vitivinícola, proyectándose como una nueva alternativa de negocios para la pequeña agricultura.

Seis especies de madera nativa poseerían un mayor potencial para uso en el envejecimiento de vinos de calidad, fue la conclusión de la primera etapa de un estudio que realizan profesionales de la Universidad de Chile -con el apoyo de la Fundación para la Innovación Agraria (FIA)-, con miras a desarrollar nuevas perspectivas de negocio para la pequeña agricultura del país.

El objetivo del Estudio «Maderas nativas chilenas: alternativa para la crianza de vinos finos» fue caracterizar física, química y sensorialmente a 13 especies de bosque nativo, para determinar su posible empleo en la producción vinícola.

Uno de los aspectos más importantes para conseguir un vino de calidad es el tipo de madera que se utiliza para su almacenaje, es decir el tipo de barrica en el que se «cría» o envejece el producto. Tradicionalmente se han ocupado dos especies de Quercus, conocidas comúnmente como roble americano (Quercus alba) y roble francés (Quercus petraea).

Sin embargo, debido a lo mucho que tardan en crecer los robles, tanto el americano como el francés (200 años), y en lo que demoran en alcanzar la edad apropiada para su tala, en los últimos años se ha explorado la posibilidad de encontrar usos alternativos al bosque nativo en la crianza de vinos premium, que puedan representar una alternativa económica significativa para los pequeños agricultores.

La idea es incorporar estas maderas en sistemas alternativos de crianza – ampliamente utilizados por las bodegas chilenas y extranjeras– como son las duelas de madera con diversos niveles de tostado.

Mayor potencial

De acuerdo a las conclusiones técnicas del estudio, las especies que tendrían un mayor potencial para ser empleadas en la crianza de vinos serían el Roble chileno, Quillay, Raulí, Avellano, Laurel y el Ulmo.

Los investigadores señalan en el estudio que fue posible apreciar que la composición tanto química como física de las diferentes especies de maderas nativas, tienen contenido similar de polifenoles y taninos con respecto a las maderas de uso tradicional (roble americano y francés).

Los vinos degustados, por otra parte, lograron diversas similitudes en algunos parámetros que se estudiaron respecto de los robles, alcanzando una buena aceptación por parte del panel de consumidores.

Todos estos elementos, indican los resultados de la primera etapa del estudio, abren la posibilidad real de desarrollo de las maderas nativas analizadas y de nuevas oportunidades de negocios para su empleo en la crianza de vinos finos en la industria vinícola nacional.

Por: Claudia Mardones

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