Una caída en la capacidad de ofrecer crédito por parte de los intermediarios financieros internacionales, como consecuencia de su debilitada posición de balance generada por las pérdidas sufridas en la actual crisis, es la principal amenaza a la estabilidad financiera, señala el Informe de Estabilidad Financiera (IEF) del Banco Central de Chile, correspondiente al primer semestre de 2008.
El Informe, que fue entregado ayer lunes al Poder Ejecutivo y a la Comisión de Hacienda del Senado, resalta que la creciente posibilidad de una contracción del crédito externo (credit crunch), especialmente bancario, se transforma en el principal tema a tener presente para la estabilidad financiera chilena.
El IEF fue expuesto hoy por el presidente del Banco Central, José De Gregorio, y el Gerente de División Política Financiera, Kevin Cowan, a representantes del sistema financiero, en un evento organizado por la Asociación de Bancos, la Bolsa de Comercio de Santiago, la Asociación de Aseguradores de Chile y la Bolsa Electrónica.
La segunda amenaza a la estabilidad financiera que destaca este documento, es el riesgo de un desaceleración importante en el crecimiento mundial, dado su potencial impacto en el riesgo de crédito en Chile, al ver las empresas disminuida la demanda por sus productos y, con esto, su capacidad de generar flujos para servir sus compromisos financieros.
Por último, se menciona el riesgo de que incrementos importantes en la inflación en los principales países se traduzca en alzas de las tasas de interés en estas economías, impactando el costo de financiamiento externo para Chile y aumentando el riesgo de una contracción crediticia global.
No obstante, la exposición directa del sector empresas a la principal amenaza que se identifica en este Informe es acotada. En particular, los vencimientos de financiamiento bancario externo de corto plazo residual alcanzan a US$ 3.557 millones, u 8,6% de su deuda externa total, mientras que los bonos no muestran vencimientos de magnitudes relevantes el presente año.
Asimismo, señala que en un escenario de mayores turbulencias financieras, se destaca que tanto bancos como empresas han aumentado el endeudamiento con el exterior, lo que muestra que el acceso al financiamiento externo no se ha cerrado.
El informe afirma que tanto el acceso al financiamiento externo como los indicadores de riesgo financiero de las empresas chilenas, no muestran signos de deterioro significativo, aunque una parte importante ha debido ajustarse ante los mayores precios de la energía. También indica que la deuda de los hogares continúa mostrando caídas de su tasa de crecimiento, en donde el crédito bancario de consumo es el principal componente detrás de este comportamiento.
Agrega que las menores tasas de expansión reflejan tanto un escenario macroeconómico menos favorable, como el hecho de que, en los segmentos más tradicionales, existe menor espacio para crecer. Comparado con el Informe anterior, los bancos muestran una posición de capital algo menos holgada, y una mayor sensibilidad en los ejercicios de tensión.
El informe también llama la atención a que en la actual coyuntura los bancos deben gestionar con especial atención su acceso a la liquidez externa.
El informe resalta que el actual esquema de políticas macroeconómicas, el marco de regulación prudencial, la situación patrimonial de la banca, así como los niveles de solvencia que presenta la economía chilena, deberían contribuir significativamente a facilitar un eventual ajuste a condiciones financieras globales más restrictivas.
